“Desenvuelve la vieja seda muy lentamente.”
– Ursula K. Le Guin
Para la poeta Diana Bellessi:
I.
Les doy este circuito de letras cargadas por los recuerdos de nuestra amiga, la señora Ursula K. Le Guin, quien fusionó palabras en nuevos mundos brillantes.
Mi corazón crepita con gratitud por las llamas que ustedes dos avivaron con traducción. El libro bilingüe de ustedes, “Gemelas del sueño”, forjaba unidad en el intercambio transfronteriza de poemas.
Esas lenguas de fuego me inspiran a continuar el giro de la tradición.
La extraño.
II.
La señora Ursula tejió realidades bastante distintas a la que fabricó Amerigo Vespucci, quien marcó este hemisferio como más propiedad para sus señores soberanos.
De niño aprendí sobre el Sr. Amerigo y otros agentes virales de conquista. Pero mi alma sabía algo sobre la vida antes de la caída. Ese conocimiento brilló cuando mi clase leyó “The Ones Who Walk Away from Omelas” en Dobyns-Bennett High School. La fábula profundamente conmovedora por la señora Ursula expuso la piedra angular de nuestra pirámide social, nuestra dependencia de los chivos expiatorios sacrificiales para anclar nuestro concepto del progreso.
3.
No fue hasta después de la universidad que leí más de los escritos de la señora Ursula, mientras hacía trabajo de campo ornitológico en las Indias Occidentales (en las laderas que giran alrededor de Mount Tourney, cerca de Vieux Fort, Santa Lucía). Ahí es donde pasé las páginas de su colección de cuentos, “The Compass Rose”, que incluye una galardonada ficción titulada “Sur” sobre una expedición bajo-el-radar a la Antártida por un equipo de mujeres sudamericanas.
A menudo leía durante los descansos desde mis investigaciones de una especie de ave que pone huevos en los nidos de otras aves. Molothrus bonariensis. Pájaros trucomentes.
A veces me involucraba en otras diversiones, además de libros. Por ejemplo, en la cima del monte Tourney (realmente más de una gran colina que de una montaña) había un poste de metal alta que imaginé que era un pararrayos. A veces lo escalaba, una y otra vez, como un ejercicio de culturismo.
Un día, durante un descanso, le pregunté a Dios “pertenezco a este lugar en la creación?” Fue una oración existencial. En ese momento miré hacia abajo y encontré una cabeza de hacha paleolítica. Aprendí sobre tales objetos la noche anterior, mientras comía pescado con un hombre que encendió un fuego ceremonial en el otro lado del monte Tourney. Dijo que una persona podría pasar toda su vida buscando y nunca encontrar uno de estos “thunderstones”.
Mientras ahondo en estas palabras volvo a ese momento. Una búsqueda en Internet revela que la piedra del trueno a mi lado ahora vino del punto medio entre las ciudades más al sur y más al norte de la tierra (7,644 kilómetros a Ushuaia, Argentina y 7,646 kilómetros a Alert, Canadá). No sabía esto, señora Bellessi, antes de escribir estas palabras.
Podríamos llamar a esta una piedra “americana”, supongo. A juzgar por sus escritos, el señor Amerigo se acercó más a este objeto indígena que cualquier artefacto que fue empollaba en lo que ahora llamamos el USA. Pero “americana” significa una cosa para los nacionalistas que aún confunde el progreso con el imperio, los extranjeros con los chivos expiatorios. Significó algo muy diferente para los americanos como la señora Ursula y el señor Benjamin Franklin, revolucionarios que nos mostraron cómo brilla el bien común cuando las ideas inalienables zigzaguean a través de las fronteras.
Ahora la idea del señor Benjamin y la señora Ursula conversando en el mundo de los espíritus me inspira a arremolinarse lenguaje como una cometa serpentina, volarse sobre el tiempo y el espacio con una llave para abrir los calabozos de Omelas. Ella dice que debero ver el poema dentro del bloque sin cortar, dándale tiempo para emerger por sí solo. Él dice que a veces es bueno tirarse un pedo como un trueno. Intento escucharlos los dos.
4.
En tiempos normales, si tales tiempos existen, opero una pequeña librería en Cannon Beach, Oregon. Jupiter’s Books ha existido durante tres décadas. Mi espíritu tocó oro cuando visité la tienda por primera vez, casi al mismo tiempo que conocí a la familia de mi esposa Jennifer. Después de la muerte de ella madre, emigramos a Cannon Beach desde mi lugar de nacimiento en Tennessee, una subregión del sur de los Apalaches que los lugareños una vez llamaron “The State of Franklin“, a honrar del revolucionario.
La señora Dolly Parton es la persona más famosa nacida en mi región natal. Creo que el señor Benjamin aplaude a la señora Dolly desde el cielo. La señora Ursula la sonríe, tal vez. En mis sueños, la señora Dolly ha leído “Las Gemelas, El Sueño” y está grabando una canción que compuso para usted y la señora Ursula, en español de hillbilly.
Cuando muchos angloamericanos visitan Jupiter’s Books y escuchan mi acento, a menudo preguntan: : “De cual parte del Sur eres?” La pregunta, por supuesto, está llena de un absurdo profundo. La señora Ursula nunca me hizo ese tipo de preguntas. Cuando hablamos, sentí que estábamos nadando en un océano lleno de corrientes que se mueven en todas las direcciones.
V.
A principios de 2020, justo antes de la colonización de covid, Jennifer y yo viajamos al Sur para estudiar español en Pátzcuaro, México. Ahora he aprendido sentarme subida y bambolearé mi cabeza-bebé en español. ¿Por qué no hay una buena palabra para “hillbilly” en Google Translate? Quizás porque incluso los hillbillies apenas saben lo que significa.
El lenguaje desbloquea más de lo que los usuarios se dan cuenta. Algún día, este hillbilly se encantaría gatear arriba y abajo por la columna vertebral de america, intercambiando electricidad con escritores que se mueven libremente de cada bandada.
Los instintos me dicen que México es el plexo solar de este hemisferio, el ombligo en nuestro atlas sináptico. Así que regalé 11 copias de “Gemelas del sueño” a nuevos amigos en Pátscuaro. Huevos de inspiración.
Creo que sudamérica es nuestra garganta y nuestra cabeza. ¿Cómo conectamos Nosotros la Gente de Occidente, estas tierras amadas con nuestro corazón común?
Hacia esa unión juego con las marcas, estudio las frases y rezo. Dios nos ayude a ser uno con todo el cuerpo de la creación. Ayúdanos a incubar el significado original de este mundo en el que vivimos.
Sexta.
Yo era tan blah-blah como un niño la primera vez que la señora Ursula entró en Jupiter’s Books, después de que comencé a trabajar allí. Para entonces, yo había leído la mayoría de escritos de ella y siempre estaba buscando nuevas tesoros. Mi lengua estaba atada a los dedos de mis pies desbocados. ¡Ay, ay, ay — Mamá Linga!
Al contemplar ese recuerdo, imagino a la señora Ursula saliendo a escondidas de una tranquila sala de costura en el Monte Olimpo, desenrollando una bola de sueños a través de la aldea y dentro de mi corral poco convencional lleno de palabras. Con su cabello corto, como Juana de Arca, fue reconocida fácilmente por cualquiera familiarizado con el panteón literarios.
Al igual que Santa Juana y Santa Lucía, la señora Ursula probablemente fue acusada en algún momento de ser una bruja. Sin embargo, a diferencia de los demás, no fue asesinada y luego canonizada. Ella vivió y escribió su propia historia, como feminista formativa. Para fines interculturales, quiero vincularla de alguna manera con Nuestra Señora de Guadalupe, quien habló en un idioma indio americano con un campesino indio americano que se convirtió en el primer santo indio americano.
La señora Ursula diría que soy un tonto por conectarla con una virgen deificada. Algunos teólogos juran que Nuestra Señora está relacionada con la Mujer del Apocalipsis, ella que huye de un monstruo misógino que el Santo John, el escritor del Apocalipsis, llamó “dragón”. Seguramente la señora Ursula tampoco estaría de acuerdo con esa taxonómia, ya que es una autoridad en dragones y otras criaturas míticas. Alcahuente giganticos es, en mi opinión, un taxón más exacto para el depredador apocalíptico, el que permanece borracho con la sangre de chivos expiatorios, especialmente mujeres y niños.
Lo que trato de decir aquí es que la brillante escritora irradiar magia cuando la conocí en la librería, lo que me hizo imposible saludarla como una persona normal. Tal es el peso de la fama y los fans.
A pesar de esto, nos hicimos amigos a lo largo de los años, a veces charlando solos en la tienda, participando en una economía de regalos que a menudo me pateaba el trasero. Llegué a aceptar la idea de que ella también era una persona normal, no solo una santa creadora de mitos criada por antropólogos
Escribí sobre la señora Ursula en el The Vancouver Observer, la entrevisté para The Oregonian y publiqué uno de sus ensayos en un periódico local que comencé. El ensayo fue traducido al español, para protestar contra otro periódico local propiedad de un “Southerner” que se negó a imprimir traducciones bilingües de los anuncios de preparación para emergencias. (“Ifaylivinís kuntry aykunlarntuh spayk raht!” Cuando imito a Alcahuete gigantesco, a menudo uso un acento hillbilly. Algún día espero romper con este hábito de autodesprecio.)
7.
La última vez que vi a la señora Ursula y su esposo el señor Charles Le Guin fue en Jupiter’s Books en Víspera de Todos los Santos. Yo llevaba una llamativa camisa roja y pantalones azules de cielo, un loro-hombre para la festividad. Mientras que mis visitantes honorados miraban los libros, dos amigos preadolescentes se detuvieron llevando los disfraces más increíbles que había visto en mi vida. Uno tenía una máscara de calavera de madera que había tallado hábilmente. El otro llevaba un traje hecho de cinta adhesiva con una etiqueta oficial que decía “CEO, Undead Inc.”. Les presenté a estos dos espíritus a Ursula y Charles, luego les di dulces y copias de “A Wizard of Earthsea”.
En esa ocasión también le propuse a la señora Ursula la idea de imprimir la portada original de “Wizard” en camisetas. Ella no le gustó la sugerencia, advirtiéndome sobre la colonización del arte por el gran comercio. A partir de ahí, nuestra conversación divagó mientras hojeábamos los libros. En un momento, extrañamente, me encontré arrodillado frente a ella para inspeccionar una banda de metal en su dedo. Ella estaba riendo por dentro, creo, mientras ella retiraba la baratija para que yo pudiera leer la épica inscripción adentro. “One ring to rule them all…”. Fue un regalo de un vendedor en una gran asamblea de entusiastas de la fantasía.
En este momento, toda persona viva está asistiendo a una poderosa convención mundial. Grandes narradores como la señora Ursula han enseñado a las personas cómo prepararse para esta sucedido, usando la imaginación y el escrutinio forense. Los muertos están aquí, todavía dando.
Esa Víspera de Todos los Santos, en la librería, dije a la señora Ursula que estaba muy agradecida por sus contribuciones a la humanidad, que sentí una ardiente tristeza por mi incapacidad de reciprocar con un ofrenda de tamaño igual.
“Puedes dar muchas pequeñas cosas”, me aconsejó, sabia y práctica.
Octava.
Durante cuatros generaciones, mi familia ha brindado servicios funerarios a los deudos. Cuando un sobrino retiró el cuerpo de la primera persona en morir por el coronavirus en nuestra ciudad natal, esa muerte fue completamente anónima para mí. Pero fue no más o menos profunda que cualquier otra fatalidad.
Una mañana, Jennifer se despertó temprano, pensando en el número de muertos por covid. “Todo el mundo está preocupado por los números”, dijo, “¿pero qué pasa con todas las letras y palabras?”
La sociedad está condicionada a honrar a las celebridades fallecidas, personas que se han elevado a la cima de nuestra pirámide de poder. Pero todas y cada una de las muertes tienen una lección importante, una que ofrece claridad para guiarnos.
Agacho la cabeza en solidaridad con todos los que lamentan. Todos los días, nuestras acciones están documentadas en el libro de las almas.
El Alcahuete gigantesco también se inclina ante Dios, frente a las cámaras, luego reanuda sus depredaciones sobre la creación. Él moler los cuerpos de trabajadores en harina de sangre, fertilizante para sus complejos turísticos de lujo.
IX.
Pátzcuaro, México es famoso por celebrar el Día de los Muertos. Personas de todo el mundo viajan a “la puerta del cielo” para ver las pintorescas ofrendas para amigos y seres queridos fallecidos. Los lugareños me dicen que este no es el mejor momento para visitar, sin embargo, debido a la gran cantidad de turistas. Lo mismo es cierto para Sandcastle Day en Cannon Beach, cuando rara vez tengo buenas conversaciones.
La cultura humana ha sido colonizada por contadores de cuerpos que a apostan sobre el agotamiento de los recursos naturales finitos. Sus invasión chupa el espíritu de nuestro orden económico. Desvía nuestra atención de los requisitos fundamentales que aseguran la salud y la felicidad para todos nosotros: turistas, migrantes, vecinos que todos están pasando por la vida.
¿Qué odas energizarán nuestros corazones y mentes, nos ayudarán a liberarnos de esta conquista? ¿Cómo regresamos de Omelas a nuestro centro moral, nuestro omphalos original?
10.
Entro a la cocina a llenar mi taza con café orgánico de Guatamala. Como gran parte de nuestra comida, fue cultivada y recolectada por sureños de habla hispana. Jennifer lee el periódico en el lado opuesto de la mesa. Miro la foto invertida de personas con coloridas mascarillas caseras. Se parecen a los celebrantes del Día de los Muertos.
Muchas de las personas que brindan nuestros servicios esenciales son especialmente vulnerables a las coronavirus y amenazas similar. Lo que, por supuesto, nos pone a todos en peligro. Esto nos pone a todos en peligro, viviendo al revés, de arriba abajo. Los muertos de América nos recuerdan que debemos volver al equilibrio.
Cuando era niño, mi abuelo me llevó a un evento tradicional, en una iglesia de la comunidad rural a lo largo de Eastern Star Road. “Dinner on the Ground”, lo llamó Papaw. Una vez común en Apalache, la intención original del evento era honrar los recuerdos de los seres queridos decorando sus tumbas y compartiendo una comida en el cementerio, junto con buenas historias. Fue una vuelta a hogar, con comida repartida bajo carpas proporcionadas por la funeraria. Recuerdo la ambrosía cubierta de malvaviscos y una araña de escritura en el arbolado cercano.
América lleva circuitos de letras como esta, familiares y extrañas, vivas y muertas. ¿Cómo podemos trabajar todos juntos?
XI.
Gracias, señora Diana Bellessi, por hilar vueltas de verso que hacen señas la reunión de luz.
Aquí tienes palabras para renovar un mundo de amistad.
¡Que brille la república!
Darrell Clukey says
Watt, your writing to Diana Bellessi is a loving tribute to your friend “Mrs. Ursula.” She was a friend to the world. Your words capture one man’s memories of a literary giant who was also a local lady in our small village. You gave her a home-town spin. She gave you a reminder that small steps can lead to fantastic journeys. Contributions to humanity come in many sizes. Who doesn’t die without memories left behind. We might remember this and choose our steps more wisely. Life is for the common good. Le Guin gave much good to us common folk. Thank you, Watt, for letting us share in your words to Bellessi. Blessings!
Watt Childress says
Gracias Darrell. Your gracious words beam me back aboard the Starship Equilibrio, where I recharge dreams that bridge poem and epistle, highbrow and hillbilly, South and North. Sometimes I get lonely on the surface, and so try to create a balance that leads to deeper connections. To attempt this in a language I cannot speak is foolish, perhaps. Yet I figure an earnest attempt might demonstrate that art is possible for anyone.
While writing this piece I flashed on one of my favorite episodes of Star Trek: The Next Generation, titled “Darmok.” The crew of the Enterprise is unable to engage in meaningful exchange with people from another civilization who speak entirely in allegories and metaphors. The universal translator used to communicate across languages fails function in the episode due to a lack of shared cultural context.
Google Translate is a crude version of Star Trek’s universal translator. I believe this tool can help us explore the frontiers of human potential, if we use it to open the borders of our minds. Here’s to finding keys that unlock our commonality.